¿Por dónde nos han llevado estos
caminos? ¿Con qué personas nos hemos encontrado? ¿A quiénes hemos dejado de
ver? Recorramos un momento esas calles y edificios que nos ven transitar día
con día. ¿De qué modos hemos reconocido la presencia de Dios en cada uno de
ellos? ¿Cuáles han sido esas situaciones que han ocupado de modo particular
nuestro tiempo, ocupaciones y pensamientos?
Hagamos silencio. ¡Releamos la
historia de nuestra vida durante estos siete meses! En el silencio de nuestro
corazón conversemos con Dios presentando ante Él nuestras alegrías, tristezas,
logros, dudas, esperanzas y preocupaciones…
“Mira que estoy de pie junto a la
puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y
cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).
¿Qué le preguntarías a Jesús si
estuviera cenando contigo? ¿Qué te dice? ¡Escúchale! ¿Cómo te mira? ¿Cómo
reacciona mientras están conversando? Intenta conversar con Él como si fuera un
amigo.
Hemos pasado ya la mitad del año.
¿Hacia a dónde nos llama el Señor a transitar en estos meses que faltan? ¿Qué
te dice en lo profundo del corazón? ¿Te dice algo a través de su Palabra? ¿Qué
te dice por medio de otras personas? ¿Puedes captar su voz a través de la
naturaleza y las circunstancias de la vida?