¡El amor se sigue expandiendo!

Como una ola que crece, el amor va ganando terreno y consolidándose en quienes le han abierto sus puertas desde hace ya muchos años.


Así lo pudimos constatar el fin de semana pasado en una gira realizada por varias comunidades de la Península y el Golfo de Nicoya, en Costa Rica.

El primer signo de este “oleaje de amor” empezó a visualizarse hace ya algunos meses, cuando comenzaron las llamadas, correos y reuniones con quienes colaboraron económicamente para hacer posibles las fiestas de Navidad en cinco comunidades de Jicaral de Puntarenas: familias, empresas, parroquias, centros educativos y personas individuales hicieron sus aportes tanto en especie como en dinero, tiempo y trabajo.  


Otro signo es la diversidad de personas que participaron en estas actividades. Tanto en el grupo de trabajo como en las comunidades visitadas, hubo representación de mujeres y hombres de todas las edades: bebés, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores, ¡hasta niños en gestación! Lo maravilloso es que en el encuentro, unos y otros sentimos la necesidad de sonreír, celebrar y agradecer.

El sudor y el cansancio constituyen el tercer signo del amor desplegado durante estos días. Si no fuera por la gracia divina sería imposible concebir tantas personas, de un lugar y de otro, sirviendo con alegría, aun habiendo visto limitadas sus horas de sueño, su comodidad y tiempo libre. En la mayoría de los casos, los colaboradores debían trabajar al día siguiente y todo lo hicieron costeando su trasporte y hospedaje con recursos propios.

Un cuarto signo está relacionado con la unión familiar. Dentro del equipo de trabajo asistieron dos familias completas y los demás, en su mayoría, tenían también un cercano vínculo familiar. De igual modo en las comunidades encontramos familias completas compartiendo y disfrutando de aquel momento que ayudó a fortalecer sus vínculos afectivos y comunitarios.


Por último, las buenas noticias se acrecientan cuando constatamos que estas fiestas no se dan de manera aislada. Al contrario, ellas forman parte de una relación fraterna que se va tejiendo, a través de múltiples experiencias, entre las comunidades y el proyecto Por los caminos de la Fe. Con la Palabra de Dios al centro, todos vamos creciendo y fortaleciéndonos en comunión con la Iglesia universal.


En este tiempo de Adviento, la Palabra de Dios, proclamada y vivida, nos colmó de esperanza: levantemos la cabeza y estemos preparados, porque aunque el mal hace mucha bulla en el mundo, el amor va avanzando silenciosa y discretamente anunciando nuestra liberación.  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario